He estado buscando noticias en Francia de la «polémica » que ha provocado en México la película Emilia Pérez de Jacques Audiard. Hallé muchos comentarios y reseñas, pero de la dicha « polémica » casi nada. A lo mucho « La ultima película de Audiard ha causado incomodidad entre los mexicanos por los importantes temas que aborda».
No me sorprende. Los franceses no saben nada de México. NADA. Como muchas cosas en su cultura, “creen” que saben. Todo esto a partir de las noticias que les llegan por canales oficiales y SOBRE TODO a través de las películas y series gringas, donde México es un agujero polvoso y color sepia, donde no hay nada, ni cultura, ni arte, ni vida, solo malandros y narcos en un desierto apocalíptico donde todos están dispuestos a abrirte el cuello por unos pesos.
Y aunque todos los estereotipos tienen su origen en una parte de la verdad, los niveles de encasillamiento e ignorancia de Francia hacia otras culturas puede rayar en lo kafkiano.
Supongo que tengo a derecho a criticar este aspecto del país en el que he pasado ya la mitad de mi vida.
¿Es nuestra responsabilidad, o acaso nuestro problema como mexicanos la manera en la que otros países y culturas nos imaginan y nos representan? ¿Alguien mexicano que lea esto se sintió alguna vez ofendido por Speedy Gonzalez, Bumblebee Man o Pancho Pistolas?
La representación negativa y simple de México y los mexicanos en Francia (y por ende en cualquier lugar exterior a nuestro país) no es nada nuevo. Quiero decir que casi estoy acostumbrado. Insisto: No saben NADA de nosotros. Creen que México esta en América del sur. Hay franceses que con toda la seguridad que les otorga ser franceses me hablan de las “pirámides Incas” cuando me hablan de México. Me han dicho INCONTABLES VECES que “tuve mucha suerte de haber salido de ese país tan peligroso e inseguro”.
¿Qué pasa cuando esta ignorancia y esta soberbia etnocentrista se traslada a las artes? Pues pasa Emilia Pérez.
De entrada, me costó mucho trabajo conciliar la idea de que el director de una de mis películas francesas preferidas (Un profeta, 2009) es el mismo que realizó esta historia. Por mi parte, no hay nada rescatable. Ni las actuaciones, ni la música, ni la escenografía, NADA. Fue para mi muy doloroso verla. No entendí las razones del casting de algunos actores, aparte la esperanza de colgarse de la notoriedad de ciertas actrices con nombres a consonancias hispanizantes pero que histéricamente NO HABLAN ESPAÑOL, y lo peor en este caso: ¡NO HABLAN ESPAÑOL MEXICANO! Bueno, desde mi punto de vista, ni siquiera como un sueño de fiebre o alucín funciona esta película.
Creo entonces que el problema no es el largo diccionario de estereotipos gastados a los que ya estamos acostumbrados, sino la SOBERBIA del director francés de pensar que puede hacer un película de cualquier tema, especialmente de un tema del cual conoce solo clichés, estereotipos, oídas, noticias de la prensa mainstream e imágenes recicladas de series y películas gringas.
En resumen: los clichés no son problema, ya los conocemos. La soberbia etnocentrista sí que es un problema, y serio.
Quisiera pensar que Audiard cometió un error, y que nadie le dijo que esta película era una mala idea, pero viendo el estado del mundo y de las mentalidades, estoy casi seguro que fue hecha con conocimiento de causa.
Me explico: Emilia Pérez no fue hecha los mexicanos. Aunque de cierta manera busque “representar” una situación (por mas inverosímil que parezca, pues al fin es cine) que se vive en México, su objetivo es representarla para OTRO público, el cual está, sin sorpresa, ENCANTADO con ella. Este público son otros franceses que una vez más, no conocen nada de México etc etc. Y... los gringos, por supuesto. Ya la película está nominada a no sé cuantos premios Oscar... tal y como Audiard esperaba que sucediera. Soberbia total.
Todo esto me recuerda otra “polémica” relativamente reciente, la de aquella novelucha llamada “American Dirt”, de una tal Jeanine Cummins, una mujer gringa que nunca ha vivido en México y que de repente ya había escrito LA gran novela socio-política MEXICANA.
¡Pero Audiard no ha sido el único (¡Ni lo será!) en Francia que ha estereotipado nuestra pobre y mexicana experiencia! Yo tengo mis propias anécdotas personales.
Hace casi 20 años, fui contactado por el equipo de un director de cine francés de cierto renombre, que quedará anónimo. Estaba buscando un músico mexicano para un proyecto de película cuya historia ocurría en la frontera México-USA. Fui a verlo, obviamente entusiasmado por la oportunidad de entrar por fin en el mundo de lo que quería hacer: Musica y soundtracks para películas.
Hablamos y me mostró los reels de las escenas que quería que yo ilustrara sónicamente. Eran escenas en una “cantina” Mexicana, una cantina “fronteriza”. Hay que decir que dicha “cantina” era, una vez más, algo salido de su imaginación, algo que un francés que hace películas en Francia y que vive en París se imagina que es una cantina en una ciudad fronteriza de México en la que nunca ha estado.
Sus instrucciones fueron las siguientes: “Quiero que para estas tomas hagas una música TRADICIONAL mexicana, en el estilo del grupo CALEXICO. Quise trabajar con ellos pero me piden mucho por los derechos de las rolas que me hubiera gustado usar. Para estas escenas 'tradicionales', haz algo así como ellos”
Me pareció rarísimo que me pidiera ese tipo de música para un momento así, y en la completa inocencia de un artista inexperto en musicalización de películas quise poner las cosas en contexto. Le hice saber que en una cantina “mexicana” JAMAS sonaría el grupo Caléxico, que seguramente en un lugar así como en los reels nadie lo conocería, y que el tipo de música sería algo muy diferente.
“¿Qué tipo de musica iría ahí entonces?” Preguntó. Le enseñé todos los grupos norteños de banda, Los Tucanes, los Tigres, toda la cultura que rodea a este tipo de expresiones artísticas. El director estaba entre impactado y divertido y me dijo algo así como:
“No pero, ¿sí entiendes que no podemos poner algo así en la película verdad?”
¿Y porqué no? Contesté yo
¡Pues porque esto es Super Naco! (C'est super ringard!)...
Acabé haciéndole la música que él quería, acabaron utilizando la mitad de lo que hice y finalmente llegaron a un acuerdo con Caléxico, y sí, ahí, en ESA película, en ESAS escenas... está ESA música...
Y las más reciente: en octubre del año pasado me contactó alguien que conozco que trabaja en producción para decirme: “¡Es una emergencia! ¡Necesito que te liberes dos días y vengas al set de la película donde estoy trabajando, necesito mexicanos!
Necesitaban extras y actores para pequeños roles, que en Francia se llaman “figuration”. Una parte de la película se desarrolla en México y la producción necesitaba mexicanos para hacer el papel de... Agentes aduaneros mexicanos corruptos. Entonces saldré próximamente en una peli, bajando al protagonista de una avioneta donde le sembraron 4 tabiques de droga en una maleta...
Así pues, diré que yo seré el primero en defender la visión artística de cada persona que tenga el valor de expresarse con alguna obra. Y como mexicanos, si no estamos de acuerdo con la manera en que se nos ve, en la que se nos representa, creemos nuestras propias representaciones, hagamos las obras que sintamos que nos representan bien como individuos, como personas sensibles e inteligentes y que nos permitan, si eso es lo que buscamos, de conectar con otros que no tienen los mismos reflejos, cultura y bagaje que nosotros.
No creo que la primera cosa que le dicen a Guillermo del Toro en el extranjero cuando lo conocen es la suerte que tuvo de poder salir del infierno de México, aunque ya uno nunca sabe.