2 botellas de Chardonnay y la noche.
Como siempre, estoy en un momento
extraño, un instante que
no debería existir y en
el cual nos encontramos de todos modos, revelando secretos,
describiendo sensaciones cada vez más
profundas como si cada turno de hablar fuera una reto para dentrarse
más en el otro.
Ya nos han echado de todos los
lugares. Pero queremos seguir vibrando en este instante que no tiene
razon de ser y que nos pierde.
Otro bar, Vodka, Tequila, Cerveza, la
música fuera de control y
las risas. Un cambio de zapatos de tu parte y seguimos girando,
girando.
Yo intento capturar el instante (como
siempre) con mi cámara,
pero no hay imagen que pueda retener lo que esta noche me provoca. Es
hermoso. Es inesperado. Es desconocido y está
completamente prohibido.
—¿Puedes
sacarme una foto con tu chica? ¡Es que está
muy hermosa!— me dice un desconocido que baila junto a nosotros —y
sácame ahora una foto
besándome con él...—
Nosotros solo reímos
abrazados y entonces empieza a temblar. ¡A
TEMBLAR!
El Bar gay en el que estamos es
evacuado, y una vez más
estamos FUERA. Esto ya no es una casualidad.
Esperamos el coche. Estoy sin aliento,
claramente ebrio. Tengo la lucidez suficiente para saber que esta
espera definirá muchas
cosas en el futuro. El coche llega, me quitas las llaves.
— Yo voy a conducir — dices —
estás muy borracho para
hacerlo tú.
—¿Y
dónde vamos? —pregunto
—Ya lo verás.
Y me dejo guiar, sin oponer
resistencia. Cargas algo de gasolina y retomas el volante con un aire
decidido.
— estamos listos — dices. Yo no sé
para qué o a dónde, pero
he decidido que este noche te seguiré hasta el fin del mundo.
Son las 3 de la mañana,
las calles de Tenochtitlán
estan vacías, el asfalto
mojado refleja millones de luces y yo te admiro, en una bruma de
alcohol y deseo. El asfalto deja su lugar a los árboles
y atravesamos las montañas.
Es muy tarde en la noche. O muy temprano en la mañana.
—Quiero estar contigo esta noche,
quiero que pongas música.
Quiero que veas el amanecer en otro lugar distinto.
Manipulo el Ipod (maldita máquina
infernal), esta noche es New Wave. Cantamos mientras rodamos por la
carretera vacía de la
madrugada.
Casi llegamos a nuestro destino, la
música desfila, mientras
discretas caricias llenan el silencio. La borrachera baja, la magia
también. La burbuja cuántica
en la que estábamos
empieza a mostrar signos de debilidad, pero ya no importa.
Hemos llegado a Valle de Bravo. El día
se levanta. Observamos el lago desde la altura mientras tiritamos de
frío, mientras pienso
que no hay explicación
posible para todo lo que vivimos.
El sol se refleja en el agua.
(Nunca) Volvemos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario