martes, julio 25, 2017

Del diario de sueños




Una frecuencia difusa.

Un recuerdo.

Un coletazo de placer.

Todas esas cosas que se pegan a la memoria de inciendios estériles y a las memorias de espejismo.

Yo pruebo, y quiero sentir, sentir ¡sentir! Hasta que la piel fusione y el sudor sea de oro puro.

Efluvios secretos que descubro al acariciarte, al tocar una sombra en un segundo de memoria, pasando mi lengua por cada poro al descubierto. Amo la manera en que te entregas, la secuencia de pequeñas hazañas de una historia que parece inútil.

Sigo buscándote, como en aquel año de fuego en el que apareciste en el diario de sueños y empecé a contar cuántas veces podía cambiar tu nombre por las palabras que se usan para decir sueño, placer, vida, felicidad...

Estoy al fin ante la puerta de lo que nunca supe que había querido.

Esperando a la vida desentierro puertas a otros universos. Al cosmos destructor de tu placer. Es embriagante tenerte, y es escalofriante el paso implacable del tiempo.

No hay más tiempo que ganar: quiero nutrirme en el placer de tu sudor mientras cuento tus suspiros en el sueño de tu cuerpo.

Yo no existo, nada existe hasta que vuelves a pensar en mí.

Quiero mirarte, sentirte, sufrirte y consumirte, reducir todo lo que existe a una gota de placer que me permitas poseer. Un solo beso fugaz de todas las galaxias, es lo que tengo, después de tu voz, tus ojos y tus manos en una tarde tropical.

La luz torcida del pasado juntos, la vida incompleta de plato roto, cada promesa no cumplida es todo lo que queda.

¿O sería el recuerdo de un amor tan absoluto y puro que destruyó toda otra forma de vida? En todo caso, lo arrastro como una sombra en andrajos, recordando a cada paso lo que no he podido ser para tí, o para nadie.

Sólo me importa rescatarnos. Saber que lo que sentimos y nos hizo sagrados está intacto y resplandece.

Quiero tomarlo y derramarlo contigo en una nueva promesa de fulgor, dejarlo correr en una tierra que el placer hará vivir en el instante de los sueños.

Quiero el tiempo de conocer la materia de tu aura, y el color de tus sabores.

Quiero conocer el centro del remolino mortal de tus destinos

Quiero reír de de felicidad, hasta el último instante de tu voluptuosa existencia, y saber que escapamos y fuimos en verdad

Humanos.

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