Tuve la fortuna de nacer en la tropical Chontalpa de Tabasco donde mis padres empezaron su carrera de médicos. Me deshidrataba, y me mandaron al DF donde tú me cuidaste como a un hijo, aun antes de tener a tus propios hijos. Por esta razón siempre fuiste como mi madre, y puedo decir lo mismo de todas las otras hermanas de mi madre progenitora, y tus hijos son también mis hermanos. Has sido una fuente infinita de amor, entrega incondicional, felicidad y optimismo, y de tu fuerte personalidad ha surgido siempre el concilio y el conflicto. De tales menesteres retengo tu nobleza y tu enorme, avasalladora empatía. Siempre has protegido, preservado y sanado a tu alrededor porque finalmente, descubro asombrado que curar es la misión sagrada de nuestra sangre, con tu abuelo, sanador tradicional de su pueblo, tu hermana (mi madre) médico y tú, enfermera, la mejor del mundo, la más dedicada, la más concienzuda. Me siento menos imbécil entonces con mi loco deseo de sanar al mundo, para todos. Hoy fue el primer día de mi vida sin ti y lo he vivido vacío, perdido, furioso. Quiero gritar, quiero abrazarte...siento la culpa gigantesca del migrante de no poder estar en mi país junto a ti, mi familia y junto a mis hermanos, tus hijos. Me alivia un poco saberte sin dolor, y recordar que dijiste que estabas lista. No CREO en nada pero SIENTO la transcendencia de la existencia por lo que me reconforta saber que volviste a ver a tu Miguel. Llorando de felicidad te digo GRACIAS tía amorosa, GRACIAS tía sanadora, GRACIAS tía protectora, GRACIAS tía defensora, GRACIAS tía risueña. TE AMO. Todo lo que eres que está en mí lo pongo en esa parte de mi corazón donde siempre siempre siempre está amaneciendo. LOLA. 1952-2023.
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