En
una grieta en la montaña
Se
reunieron los nahuales.
Lamiendo sueños que
flotan,
algunos nunca han tenido forma humana.
Gritando,
sintiendo el poder que
fluye y que vibra
desde la música del fuego.
Su noche es el
aire,
el sabor del viento,
el jugo de la tierra,
carcajadas
y relámpagos.
De las brasas se levantan
ascuas
de sangre incandescente.
Cantos exudan de una
planta-suspiro,
las estrellas se pierden en fulgores,
y
rezuman universos las voces de mil mundos.
El tambor del desierto abre el
resplandor de la mañana
y los nahuales ascienden
hacia un
sueño más profundo.
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